Bienvenido

Bienvenido

sábado, 1 de octubre de 2011

Filos

Si alguna ves habláramos de lo que nos pasa cuando estamos solos, cuando sabemos que no hay nadie que realmente nos entienda, ni le importa, que no hay nadie que quiera saber cómo nos sentimos, ni como somos ni qué soñamos.

Si estuviéramos dispuestos a decírnoslo, a aceptarlo como parte innegable de nuestra existencia, a vivirlo y lidiar con esto desde el principio, quizás o habría tanto descontento ni depresión.

Si estuviéramos dispuestos a aceptar nuestra sexualidad desde el principio, a hablar de lo que sentimos, de nuestros impulsos desde que los tenemos, desde que empiezan, quizás no habría culpa ni corazones rotos.

Si habláramos de lo que sentimos, quizás no habría ficción.

Entonces para que hablar, si podemos pensar, para que hablar si podemos sentir, para que hablar si vamos a leer, mejor no hay que hablar y solo sentir, agredir, violar y destruir, dejemos de hablar, por un mundo mejor, con menos de nosotros.