Bienvenido

Bienvenido

jueves, 16 de julio de 2009

¡Oh!

Caramelos de cornelio, que sufren y pululan entre nosotros diario sin tener razón alguna de existir, de crear, de respirar o de vivir. Sólo succionan mis días uno a uno, crecer no es una opción, me convierto en estatua de mi propia caricatura. Soy mexicano. Como de mis competidores y destruyo las oportunidades en conjunto, desaparezco día a día un poquito, me muero despacio, sin dolor.

Cargando la soledad en la espalda se aprende a comer mejor y desilusionar a mis padres. Se aprende a jugar a no ser yo. A ser feliz. A comer verduras en vez de pan y a correr en vez de gritar, lo sano que se come mi vientre se llama carne, y corre detrás de mi sin saber que se persigue a si misma, y que nunca dejará de sentir hambre, todo lo que digo solo sale pero es delicioso como correr en la lluvia y pensar que es el último día de tu vida, no hay nada como el silencio para saber que ya estás muerto.

Balas sobre mi cabeza, mis hombros, no me dejan caminar erguido, con orgullo, me lo arrancan a cada paso, me dejan sin poder descansar de mi propio peso, me dejan...

Carrilla de más o menos,soltura desde la luna, desde que dejé de saber que me importa todo y a la vez me doy hueva, sólo es que esto es un nudo, y ya llevaba tiempo ahí, como tapón de sangre, como costra vieja que ya se pudrió y sólo deja salir porquería durante días, hasta que una mañana te despiertas y ves la herida, y unas gotas de sangre roja te sonríen como esa niña que te besó en el cachete por primera vez sólo porque eras tu.

La noche se desvanece mientras hablo con ella, me rodea como niebla y me susurra que ya me voy y que no puedo detenerme, que se acaba el tiempo y el aire, que el día ya no sigue porque se me acabó el veinte y que el fin es el fin no importa cuantas veces escriba la misma idea de manera diferente, se va porque se va, el sonsonete en mi cabeza se va porque se va, la luz me daña.

Lo último que puedo decir es que lo límites ya no me funcionan y que las roturas de labios de los vecinos me tienen sin cuidado, el odio y la violencia me aburre cuando es real, porque la veo todo el tiempo, la fantasía está en lo que no quieres pero te fascina, en lo que temes pero te intriga, en lo que odias y por eso es más cercano a ti que cualquier otra cosa, el peso de tus perversiones se integra perfectamente a tu personalidad obsesiva, eres robot de mal sanos y el autómata hoy si vino a trabajar.

Las texturas de mis labios y del los tuyos son un molde perfecto el uno del otro, somos la erosión del otro, parásitos en conjunto de la misma infección, corremos detrás de lo mismo pero lo digerimos distinto, somos insectos que vuelan por separado pero siempre comen lo mismo, somos la diarrea mental de un escritor de clase media con mucho que decir pero nada que contar, calumnias ante un mundo lleno de verdades puras que son más falsas que dios.

Carreteras y carreteras, siempre palabras con c siempre lejos o que me llevan a algún lado, siempre huyendo, nunca agusto, siempre corriendo, jactándome de lo bueno y lo malo que existe en todo, y sobre todo no dejando escapar nada, porque si se va, nunca lo voy a volver a ver y mi vida será un desperdicio tremendo, lleno de incongruencias, lleno de vacío, lleno de moras azules sabor espartame, lleno de cuerpos perfectos que se estiran hasta que se rompen como globos con agua y derraman su contenido en el piso sagrado de asfalto y basura de la ciudad más grande del mundo.

No puedo parar, no puedo parar, mi mente necesita tomar más agua y comer más líquidos, estoy deshidratado en la espina dorsal y me canso que las pinches pitufifresas son la cosa que más se me ha antojado después de las hamburguesas de popeye y las pizzas de las tortugas ninja.

Chingao.

lunes, 6 de julio de 2009

Nausea

Un torbellino dentro de mi estómago que me dicta el no sentir y el no respirar

martes, 2 de junio de 2009

La costra es negra, pero sangra...

Si todavía hubiera playas, me gustaría morir en una.

La noche es lo único que conozco, mi piel ya no es de ningún color, el negro no es color. Huele a petróleo, todo el tiempo. Alimento a un dios de fuego y metal torcido, que consume las venas negras del planeta poco a poco.

Vivo en una cueva de alquitrán. Bebo aceite quemado que sabe a odio y me hace sentir embriagado. Mis vecinos me detestan, al menos es mutuo. Salgo a caminar por los pasillos de chapopote, con pasos lentos pero pegajosos. Te veo a lo lejos, corro y te destrozo el cráneo, su interior sabe a rojo y me da vida, regresa mi memoria, tenía familia.

Vislumbro una pizca de lo que era el mundo antes de la inundación negra, por lo que veo tampoco me gustaba estar ahí, sólo hay un vago esbozo de una mujer y unos niños, la mujer aparentemente cambiaba mi mirada, pero es demasiado borroso, necesito más rojo.

El goteo del chapopote me regresa a la negrura, ya no hay rojo, me lo comí todo. Vienen los lobos, correr o morir.

El alquitrán me da tranquilidad, al menos aquí puedo dejar de sentir.

viernes, 22 de mayo de 2009

Calzado fino

Un día vi como los indios se llevaban a mi papá.

Caminé y caminé por el bosque, la luz del sol desaparecía poco a poco, el aire se tornaba helado muy rápidamente, me encontré con un claro que tenía una fogata en medio. Un anciano recolectaba leña, me miró largamente mientras me acercaba lentamente, cada vez más hacia arriba, hasta que su cuello estaba totalmente doblado hacia arriba. Solté su cuerpo sin vida, es como si me hubiera quedado dormido un instante, y la vida del anciano se esfumó, justo en ese momento, me lo perdí otra vez.

Dormí a lado de la fogata, cociné un poco de los frijoles que estaban en la camioneta del anciano y seguí mi camino, ya casi llego.

El atardecer era enorme, una línea dorada atravesaba el cielo como listón. Lo contemplé un poco desde lo alto de un pequeño monte, ahí me percaté que un pueblito estaba cerca, por fin un poco de movimiento.

Las calles eran de polvo, los habitantes también, me observan, todo el tiempo. Encuentro un pequeño restaurante, o algo así, una señora rellena y con tetas enormes me atiende, le pido todo lo que hay y me lo trae contenta, primer cliente foráneo en dos años. Se sienta en mi mesa y me pregunta todo, le respondo con nada, se levanta lentamente. Me acerco a ella poco a poco, hasta que sólo puedo ver su boca. Su cuerpo inerte cae a mis pies, me lo perdí de nuevo. Un ruido de tela me llama, un pequeño niño me observa fijamente. Despego mi pie del charco enorme de sangre, el niño ya no existe como tal, este si me hubiera gustado verlo y el tiempo se me acaba.

Ya casi llego.

Al salir del lugar el pueblo me mira, me conocen, saben lo que soy, saben lo que soy y me desprecian, el fuego es el camino.

La noche es iluminada a mis espaldas con pequeños cuerpos que corren en llamas por el bosque, encendiendo todo lo que tocan a su paso, magia. Huele a cerdo asado.

Ya no puedo parar, ya casi llego, el frío me detiene con sus brazos largos, me cuesta mucho trabajo arrastrarlo. El amanecer me ayuda y deshace los brazos, soy libre por ahora. El camino no mejora, los árboles son más espesos, estoy cerca.

Un par de caballos salvajes corren entre los árboles, coquetean descaradamente entre si, se revuelcan juguetonamente sin remordimiento, el mundo me da asco.

Camino sin parar, por fin llego al pie de la montaña, ahora sólo me queda esperar.

Los días pasan lentos, las lluvias llegan, el piso toma mi forma y comienza a aprender a vivir conmigo ahí. Espero que ya no tarde mucho. El hambre me torna en niebla, las imagenes y las sensaciones se disuelven en algo solitario y único, algo en extinción. Mi padre me habla, me dice lo orgulloso que está de mi, me agradece por ir a verlo, me libera de la culpa, no hay nada que yo pueda cambiar, nunca lo volveré a ver, mi destino es otro, mi destino es vivir hasta el último, asegurarme que nadie más llegue conmigo al final, que el mundo esté limpio de nuevo, lo único limpio es el fuego.

lunes, 18 de mayo de 2009

Lluvia fresca en la cara

Los párpados se me cayeron y la noche se acabó. Caminábamos de la mano por la ciudad vacía, el fin del mundo se anunciaba en los labios de los ebrios, la luna no estaba. El viento parecía haberse escondido y tu aliento me explicaba el amor en cuatro tiempos. Azul marino, violáceos tonos y un toque de verde adornaban la noche, pero dorado es en realidad lo que veo, oro derretido que atraviesa nuestros ojos, y nos deja ciegos. La vista del mundo desde arriba, vacío, enfermo, asustado, juntos en las vísperas del fin.

Bailando en la azotea, comiendo gusanos, amando.

viernes, 15 de mayo de 2009

Las cadenas de metal grueso y oxidado, con rebaba que te raspa hasta que sangras pegajoso me mantuvieron despierto durante cuarenta y dos horas

jueves, 14 de mayo de 2009

Caminando por la tormenta, la gente corre hacia mi, siempre hacia mi, me mojo muy rápidamente, los pulmones se enfrían, se enfría mi cuerpo entero, respiro profundo y camino más rápido. La ropa se me pega al cuerpo tremendamente,

viernes, 8 de mayo de 2009

Piloto

Las noches heladas siempre me consumen desde dentro, como el odio. Caminar a estas horas de la madrugada me convierte en parte de la calle. Nadie se mete con las criaturas que deambulan por la oscuridad con tanta facilidad, sin dudar. Es señal de que es tu casa. Las paredes de color gris, las rejas oxidadas, los ebrios de la esquina siempre en el mismo sitio, estoy en casa. El frío es peor adentro. Pero al menos hay colchón para suavizar las dolencias de mi espalda deshecha, creo que está a punto de morir. No se que voy a hacer cuando eso pase.

El amanecer es la hora más difícil, siento que me arrancan la piel muy despacio mientras vierten aguardiente en mis músculos expuestos.

Al medio día me encamino a la rutina de siempre, dormido como en un 80 por ciento, nunca dejando de sentir dolor, al menos eso me permite entender, el mundo es muy simple, como mi desayuno.

Las mañanas las detesto, por eso salgo todos los días cuando el sol está a punto de irse, así llego al trabajo con tiempo de sobra para cerrar todo y revisar cada esquina, el polvo nunca se muda.

Los techos enormes que me cobijan me dan la sensacion de que la vida se acabará aquí, como un sueño interminable en esas primeras noches de fiebre cuando parece que te vas a morir, pero nunca pasa.

Los sonidos crujientes de la vida que existe dentro de esta oscura lápida de fierro y concreto me mantienen despierto, me mantienen cuerdo, hay noches en que es lo único que me convence de que el mundo sigue existiendo afuera.

Hay un momento justo a la mitad de la noche en que el tiempo se detiene, es cuando la vida, mi vida tiene sentido, por lo que parece ser horas mi cabeza me dice que todo está siguiendo un curso adecuado, que mi futuro será todo lo que siempre soñé, que la paciencia que he tenido será recompensada y que moriré viejo y satisfecho.

Cuando esa hora pasa, nunca recuerdo cuales eran mis sueños. Y la noche se apodera de mi, el frío me consume por dentro, las calles me abrazan.

Caleidoscopio

Las figuras irregulares y de colores que se forman en mi cabeza cuando sueño con el fin del mundo, siempre terminan por conmoverme, tristeza absoluta y deliciosa que llega sin aviso y sin misericordia. Se apodera de mi la sensación de que no importa el fin, la memoria de lo que nunca fui será eterna, a pesar de que no haya nadie para recordar.

Contradictorio con la falta de existencias divinas, pero es sólo una sensación, no tiene por que ser una verdad. Al fin y al cabo, todo desaparece.

martes, 5 de mayo de 2009

Corriendo sin parar por entre la gente, las piernas entumidas, el sudor escurre como lluvia por mi cabeza, las manos apretadas hasta que no las siento.

martes, 28 de abril de 2009

Ceniza

La ciudad vacía, caminando ligero, tapabocas tirados por todos lados, niños pequeños corriendo por todas las calles, a través de los millones de cadáveres de adultos.

La libertad llegó de la manera más extraña. No más detenernos a tener orden y disciplina, ¿de que nos servía eso? nada bueno salió del "orden" hay que correr y ser libres, sin ataduras.

La ciudad nos dará lo que necesitemos, al menos hay mucha carne fresca tirada por ahí.

Las tiendas saqueadas, niños organizados en distintas tribus, asesinándose unos a otros, la libertad dura muy poco.

Ahora es de noche 24 horas al día, las calles están cubiertas de sangre sin falta, el silencio reina todo.

Un grupo de cuatro niños camina despacio entre los restos de la humanidad, ya no queda nada ni nadie, sólo ellos. Contemplan lo que será el último día de la humanidad sobre la tierra, y no hay nada especial que decir. Sólo hay una muy notable complicidad, están listos.

Fuego, a todo, a todos, mundo de ceniza.

jueves, 23 de abril de 2009

Caliyo

Titánicas caídas de agua que rodean los bultos de miles de cuerpos desnudos esperando la solución a todos sus problemas en la fe. Corriendo de un lado a otro, niños sin correa que envenenan el pasto. Pedazos de humanidad esparcidos por todo el continente que dejan dilucidar una fuerte tendencia hacia el egocentrismo total. Los nombres de las ciudades cambiarán día a día hasta que ya no haya nombres vírgenes. Las comunidades dejarán de hablar idiomas y hablarán en lenguas de origen personal. Comeremos con recetas hechas sólo por nosotros. Beberemos de alcoholes destilados por nosotros. Charlaremos sólo con nosotros. Y el mundo seremos nosotros. Calamares hervidos que dejarán ver el futuro, que no es nada. Vacío.

martes, 21 de abril de 2009

Raza

Clarividencia del imposible pasado, rozando las mangas del Estado, deseando nacer en otro momento. Cuando la noche llega los sueños se desvanecen y sólo queda la soledad. Cuando la mañana llega, me paraliza el amor por la vida, y sólo queda el frío.

Cayendo a lo lejos existen criaturas que son simples y predecibles, pedestres. Extractos de un ser humano incompleto y defectuoso. Definidos por un solo impulso, representan una calle sin salida, un destino sin suceptibilidad de cambio. Un aburrido final.

Hay otros entes que se escurren por ahí sin sorpresas, con el conocimiento atado al cuello. Callos en los pies, ojos irritados, brazos fuertes y miradas obsesivas. Determinación indestructible.

Corazones gigantes, cuerpos llenos de cicatrices. Nalgas gigantes y cabezas enormes. Dedos largos y fuertes, orejas enormes. Esa es mi raza.

lunes, 20 de abril de 2009

El Mono

Le decían el Mono, por grandote y torpe. Cuando bebe se pone como loco, grita cosas sin sentido y golpea cosas, nunca gente. Pero todos le temen por agresivo, por resentido. Cada paso que da es suficiente para aplastar un poco el concreto. Es mecánico, no muy bueno, no muy caro, más bien callado. Vive solo, su mamá acaba de morir, ahora bebe más. Lo más cercano a una novia es una prostituta joven, muy joven, no sabe como se llama. Duerme mucho, bebe mucho, sólo se emociona cuando juega el América. Pero como todo en la vida, no es suficiente.

Los días se le escurren entre los dedos, sin notarlo envejece, bastante rápido, su novia ya no es joven, y él sigue sin nombrarla. Sus ataques de locura dejan de dar miedo, se convierten en chiste local. El América sigue jugando y él se sigue emocionando, es lo que hace que su corazón tenga pulso. Los coches que medio arreglaba ya no funcionan nunca, al menos ya no tiene que ir a trabajar. Ahora bebe, ese es su oficio.

Vive en una esquina, sólo bebe y duerme, ya no tiene novia, ya sólo quiere que el América gane el campeonato para poder morir en paz. La final del campeonato sucede, el América gana, todo es perfecto, se siente feliz, ahora es cuando se dejará invadir por la muerte, cierra los ojos y cae en su esquina.

La mañana fría lo despierta, no está muerto, está crudo.

No sabe que pensar, ni creer, de pronto se despierta, como si llevara dormido toda la vida. No puede recordar cuando fue la última vez que su mente estaba tan clara. Caminó hasta el taller mecánico y recuperó su chamba. Dejó de beber. Se consiguió una prostituta más joven, pero no tanto, tampoco sabe como se llama. Comenzó a leer sobre historia. Dejó de ver el fútbol. Aprendió a apreciar la vida como algo gigantesco y lleno de riquezas. El conocimiento lo hizo sentir vivo como nunca antes.

La joven prostituta dejó de ser una simple comodidad, ahora tenía nombre. Carmen tenía una historia dulce y horrible, esto a él lo conmovía, todos los días la iba a ver, le llevaba regalos. Trabajaba el doble sólo para poder estar con ella. Dejó de leer, ella se convirtió en su razón. En su pretexto, en su motor. Carmen era una criatura terrible, fascinante y venenosa. Fue absorbiéndolo como cáncer, y él nunca fue más feliz.

El amor, ese avasallante delirio, se apoderó del Mono. Dejó todo por Carmen, y le propuso un viaje, al fin del mundo, pero juntos no habría problema. Él cuidaría de ella, para siempre. Carmen rió y rió hasta que ya no pudo más. El Mono corría por las calles, confuso, ruido en su cabeza, dormido de nuevo, pero ahora lo sabía y no podía despertar. Cantina.

Al final, la vida seguía, el Mono bebía y Carmen estaba desangrándose en un callejón lluvioso. El Mono le sigue yendo al América.

Chamaco

La mañana fresca me recordó esa masa abstracta de memoria que llamamos infancia, me sentí de vuelta en la unidad habitacional más gris del planeta tierra, pero sin tantas rejas todavía, con niños aún corriendo por ahí. Mamás chismeando en alguna esquina, y adolescentes mal vivientes por aquí y por allá. Pero no mucha banda de cualquier modo.

El sol está sobre valorado porque lo tenemos siempre, cuando no está es como un descanso, son las verdaderas vacaciones, pero todo el mundo lo extraña y se saca de onda. Caminar con el aire fresco en la cara, la constante amenaza de lluvia, el aire lleno de polvo sucio, eso es lo que me hace sentir en la ciudad.

Es lo que me dice que debería de beber diario y consumir prostitutas con el dinero que gano vendiendo drogas, y cotorrear con los güeyes de la cuadra mientras uno arregla una nave que nunca terminará, para las 6 de la tarde la peda ya es algo del pasado, todo hasta la madre y buscando aventura, aunque al final tendría que regresar a casa con la esposa gorda y los chamacos. Esa es la parte que nunca me ha cuadrado, ¿para que tener hijos si tienes el mundo a tus pies?

Como sea, esa vida no fue la mía, por más que a veces parecería menos complicado, aunque triste y patético, suena bello por simple.

Soleado

Mordiendo la luna cada vez más profundamente, perdido en las profundidades de la niebla, tal como en casa.

Cargando las mil y una culpas que no son mías.

Bebiéndome y bebiéndote todos los días un poco más, caminando por el desierto sin mirar atrás.

Rompiendo olas en el mar que nos persigue, y que no nos dejará en paz.

Sonriendo todos los días aunque no sepa por qué, pero la carne de cerdo es lo mejor que me ha pasado, soy caníbal.

El sol se refleja en tu piel como y me deslumbra ligeramente, me deja una marca permanente, porque se combina con el olor a piel quemada y el sabor de tus labios, es la combinación de la cerradura a ese momento en particular, emocionalmente está tatuado en mi conciencia y sólo se puede acceder por medio del aroma.

Cada cascada tiene una caída distinta, y cada día que pasa va cambiando poco a poco, así que puede decirse que las cascadas nunca son las mismas. Los días nunca son los mismos, aunque se parezcan, lo que escribo nunca es lo mismo, aunque sea redundante como un reloj.

jueves, 16 de abril de 2009

Cochecitos de metal.

Carritos de metal brillante que ruedan por toda la casa, las señoras cocinan y platican, los señores beben y miran, las niñas se encueran con los niños mientras beben rompope, el amor nace y los sueños se acaban, todos los días en todos lados.

miércoles, 15 de abril de 2009

Aire frío

Respirando cansancio y aire pesado, la humedad de todo mi cuerpo se evapora poco a poco, el frío me envuelve implacable, la tos me desborda, mis pulmones se expanden cada vez más, parece que van a explotar.

El cielo es negro, sin colores, sin estrellas, sin luna. El ruido de la ciudad es un zumbido constante y aturdidor. Los perros me ladran hambrientos, esperando a que caiga, carroñeros y cobardes.

La sangre brota lentamente de mi cuello, constante, caliente, suave. Mi visión se nubla un poco, pero aún puedo ver como se acerca la sombra del dueño de todo, del grande.

Me mira desde las alturas, impávido, seco. Un bloque gigantesco de podredumbre cae sobre mis hombros. La mirada del grande se hace más pesada cada segundo. El suelo sabe a polvo, polvo de piel, piel de esclavos.

Mi carne es separada del hueso de un tirón por los filosos perros. El dueño de todo ríe, lentamente, profundamente. El frío me invade totalmente.

La noche se queda negra y la sombra se aleja, los perros duermen.

Casa

Caminando apresuradamente como siempre, me encamino hacia la parte más oscura del barrio, donde todo el mundo vive, donde todo el mundo sueña, donde todo el mundo destruye, donde las cosas suceden una tras otra, sin pausas.

Al lugar en el que la arena no existe, solo la sangre corre, no hay agua y las moscas son las dueñas de todo. Donde los niños sonríen todo el tiempo, porque el miedo no existe, porque no hay nada que perder, porque no hay nada.

El viento sopla cada vez menos, entre más me acerco más me siento en casa, seguro, cómodo. La miserable vida de plástico que se anuncia en las pantallas que he pasado a lo largo de la calle llena de lujuria los ojos de la multitud. Los colores brillantes y sin sentido, las lunas en las alturas de los edificios que prefieren mirar hacia abajo, porque despreciar es mejor que soñar.

Las casas se mueven con el paso de los camiones gigantes y sin estructura ósea, las calles son como dunas de asfalto, la juventud se acaba deslizándose hacia las coladeras, hacia la vida subterránea donde será un fantasma para siempre.

Por fin llego a dónde necesito, las miradas me asaltan por todos los flancos, las risas me bañan hasta casi ahogarme, la caldera hirviendo de aceite podrido y negro me mira desde lo alto, y sin dudarlo ni un segundo me vierte todo encima, las risas son ahora gritos de alabanza y amor al dios inexistente de siempre, al marchito y estúpido sistema.

Mi piel hierve y se une al negro aceite, me convierto lentamente en una masa melosa que se une sin problemas al suelo desgarrado. El dolor sólo me recuerda que el fin es justo grandioso como debería, que nada fue en vano. Justo al final de mi existencia, cuando sólo quedan mis dientes sobre el asfalto, me doy cuenta que ahora soy parte de la misma mugre de la que salí, estoy completo.

Atmósfera

¿Sabes es hora del día en el que no es claramente de noche ni de día?, cuando la luz puede alumbrar como si fuera de día pero el cielo es oscuro, gris denso. Es una hora que se tiene que combinar perfectamente con cierto clima. Es húmedo y un poco cálido, pero el aire sopla muy fresco y suave, generalmente es silencioso, porque todo el mundo se queda viéndolo, como un error de sistema que no queda muy claro por qué sucede pero está ahí.

En esos momentos me siento más yo que en cualquier otro, es como si todo se detuviera y automáticamente mi conciencia entrara en el modo total, y me veo en mi situación actual, en el año en el que vivo y todo lo que eso implica, el país, mi historia personal, el lugar en dónde estoy, mis planes a futuro, lo que he logrado, lo que creo poder lograr, lo que me gusta de mi vida, lo que odio, la conciencia total.

Y luego, se acaba. Estoy escuchando mi respiración, viendo a la gente pasar, y ya es de noche. Lista para tragarme una vez más y susurrarme al oído los secretos de los demás.

lunes, 13 de abril de 2009

Maquilaciones en conjunto

Nostalgia y anhelos, soledad, deliciosa soledad, cuando tiene fecha de caducidad es aún mejor.

Verte pasar por encima de mi en sueños, como si estuviera congelado debajo del mar y tu me estuvieras buscando sin poder encontrarme y yo te grito a todo pulmón pero no me escuchas, no puedes. Estoy destrozado por dentro y soy de hierro por fuera, indestructible aunque el relleno esté hecho de pasta de dientes color negro.

Corriendo juntos por el desierto, hacia el sol, sin miedo ni cansancio, tratando de alcanzar la luz, quemándonos como moscas, derritiéndonos uno sobre el otro, hasta el final de la muerte.

En una carretera junto a un auto deshecho, sangrando y cojeando, detrás viene el odio más comprimido del mundo en la forma de un enano con una bazooka que nos persigue incansablemente, hasta el fin del camino. Explotamos en miles de pedazos, que se juntan, se mezclan unos con otros, nuestro polvo esparcido por el pavimento se junta en un tornado y nos esparce por las estrellas.

Nadando debajo del agua, colgados de un par de mantarrayas, presenciando las ruinas de antiguas civilizaciones hundidas por el tiempo, luchando contra un tiburón toro con mis puños, encontrando un tesoro invaluable, descendiendo hasta lo más profundo y oscuro del mar para diluirnos el uno en el otro, hasta no sentir más que nuestra imposible respiración.

Tirados en la playa sin hacer nada, solo estar, juntos.

sábado, 11 de abril de 2009

Despertar

El sudor escurre por toda mi cabeza mientras cientos de personas entran a un pequeño vagón de metro, las miles de casas que se queman en el exterior hacen que el cielo se vea de un tono naranja rosado, es el atardecer más hermoso del mundo y ha durado cuatro días hasta ahora, no parece que vaya a terminar pronto.

Todos los momentos difíciles de mi vida pasan por mi cabeza justo ahora, uno tras otro, y ahora a la distancia nada parece tan grave, todo es solucionable, en un segundo perdonaría a todo el mundo, pero no creo que vuelva a ver a nadie, al menos no a los que necesiten ser perdonados, ni siquiera a los que quiero que me perdonen, eso ya no se puede, sólo me queda buscar a los que quiero, aunque es muy difícil decidir que hacer, quiero ser testigo de esto, del final de todo.

Sería indispensable compartir el fin de la humanidad con alguien, pero al final siempre estás solo, a menos de que hayas encontrado el amor perfecto, ese que no existe más que en la ficción. En mi caso no sucedió.

Al salir del metro me encontré con una multitud que corre hacia todos lados, hacia ningún lado, todos fantasmas tratando de hacer cosas sin sentido, mejor siéntense a disfrutar el espectáculo, ya no hay nada que hacer.

El cielo comienza a cambiar de color, justo mientras llego al zócalo, todo se torna negro, el aire es muy fuerte, la gente grita y corre, para mi es como si se detuviera el tiempo.

Luz blanca que me deja ciego un rato, un zumbido constante, luz luz luz y ya, silencio.

El silencio es lo más extraño que me ha pasado, es como si todo estuviera muerto. Desperté en medio de un zócalo lleno de gente tirada, al levantarme el silencio seguía, no se movía nada, era como si no hubiera aire. Caminando pasaba por toda la gente en el piso, esperando que alguien despertara para que viera lo increíble que se veía el cielo, es como si no hubiera nada entre el espacio exterior y la tierra, ya no era azul, ahora era dorado, la luz del sol invade todo, y mi piel se da cuenta.

Mientras más camino más gente tirada aparece, todos son esqueletos, todos están muertos. El silencio se apodera de todo, como una enfermedad terminal, y yo camino y camino sólo encontrando cadáveres por todos lados, es como la alfombra del mundo que se extiende a mis pies dándome la bienvenida al fin de la humanidad, se acabó el show y tu eres el único aquí para verlo, aprovechalo.

La solemnidad no se me da, así que mejor me fui por un café, luego veo que hago.

viernes, 10 de abril de 2009

...

Tus labios me son necesarios como si los hubiera tenido desde el principio de mi vida, como si no hubiera tenido que vivir un sólo día sin ellos, hasta ahora.

Final del día

El sol dorado se esconde tras las casas grises, sin cortinas y algunas sin ventanas- Ladridos de perro decoran el paisaje, niños corriendo, vagos hablando solos, señoras muy gordas observan, una banda de tipos rolan en una camioneta oyendo reggaeton a todo volumen. Un rapero rima freestyle al ritmo del beatbox de su compa. La sombra de un árbol cubre los ojos tristes de una mujer hermosa, 19 años 1 hijo. Un dealer mira la acción, se esconde y aparece por todos lados como serpiente.

La vida de las calles nunca muere, aunque la ahogues con drogas, violencia y pobreza. Subsistimos, todos, como una enfermedad incurable.

jueves, 9 de abril de 2009

Permanente

Totalmente constipado de la nariz, aire frío, sol ardiente, el desierto al atardecer, las chozas ahumadas por el fuego, cadáveres asados por todos lados, helicópteros que sobre vuelan nuestras cabezas, diminutas e insignificantes.

Los años no han pasado en vano, todos somos más viejos, ya no sentimos nada ante la destrucción más que la satisfacción de un trabajo bien hecho, que cuando nos hayamos ido, nada vuelva a crecer.

La guerra es la única manera de ser humano, lo demás son intermedios para lidiar con la culpa hipócrita que ha sido forzada dentro de nuestro sistema nervioso, en realidad la culpa no existe, es una fantasía, de mal gusto si me preguntas.

El odio no es necesario, no hay nada más destructivo que la racionalización extrema de cualquier asunto, finalmente destruyes algo porque es lo correcto, lo necesario, lo único que puedes hacer.

Los cadáveres se convirtieron en cenizas, el desierto ya solo es frío, hay que ir a incendiar el mundo, un lugar a la vez.

Climax

La tensión viene de todos lados, cuando el día pasa como agua, siempre hay algo que lo jode por aquí o por allá, la cosa es cuando lo bueno supera a lo malo, esos días que son tan raros como una pinche palabra acertada dentro del gobierno de cualquier pinche lugar que quieras, pero suceden, y cuando suceden los sientes desde que empiezan, la magia está, y te dejas llevar, aunque seas el más aprensivo del mundo.

Te dejas llevar por las cosas que creíste que nunca volverías a vivir, por los momentos que racionalmente no tienen sentido pero estabas pasándola de lo mejor, sencillamente es correcto, porque así se siente, y ahí se acaba el pedo.

Total, los violines melancólicos deberían de tocar en el momento más sublime de tu vida, el cual debería de ser justo el anterior a tu última agonía antes de morir, el climax perfecto.

El aire se respira, y cómo cuesta trabajo hacerlo.

domingo, 5 de abril de 2009

Fútil.

Mirando la luna me di cuenta que no soy nada y que la humedad de los días se me pega en los labios como una enfermedad incurable y terminal. Todas las mañanas del mundo son lo que me mantiene con vida. Cada hora y cada segundo me siento más vivo, más lleno de sangre caliente.

Colágeno vacío y duro que le da vida a mis más bajos instintos, a mis más cancerígenos días, a las noches secas y dolorosas llenas de placeres mórbidos. Sólo así me siento bien.

Las sonrisas son una puntiaguda navaja que me atraviesa todos los días, que me cortan de lado a lado. Las curvas que se enredan entre si y crean una forma deliciosa me marcan como brasas ardientes que logran traer mi pasado al presente en un instante y hacerme sentir como un niño sin miedo otra vez.

Desconozco la perfección y sin embargo todos los días creo verla, siempre me equivoco, siempre es una mentira que el aguarrás de la lucidez me quita cada vez más rápido. La capacidad para soñar se ve disminuida día a día por una fuerza gigantesca que no me deja ver más allá de lo posible y sólo me paraliza segundo a segundo, hasta que me libero gracias a las maravillas de la idiosincrasia mexicana, esa misma idiosincrasia que nos arruina, que nos convierte en pequeños y solitarios individuos sin la capacidad del trabajo en equipo o la construcción de un proyecto conjunto.

Cada día por la mañana se que es el último día de mi vida, el último día peligroso, el último día sutil, se acabó la magia, ahí viene la realidad. La muerte sería lo de menos, el problema es la miseria de la certidumbre de que todo va a salir mal, pase lo que pase, nada nos puede salvar.

viernes, 3 de abril de 2009

Camina como yo

Mis pies están duros y rasposos, duelen un poco. Trato de seguir subiendo pero no puedo. Las piedras más pequeñas me caen en los ojos, las más grandes me cortan los dedos. Mis uñas están llenas de mugre. Mi cabeza suda y suda sin control. Un extraño sabor a menta aparece en mi boca, completamente de repente. La cabeza me da vueltas, el aire que pega en mi rostro comienza a ser muy muy refrescante. El azul del cielo se oscurece. Caigo.

Amanece muy lentamente, todo es dorado en el desierto, aún yo. Modos de pararse hay muchos, modos de volver a pegar tu cráneo, no tantos. Las hojas de los árboles caen sobre mi rostro. El aire húmedo y fresco sopla en mi cara. Las pequeñas molestias de ser un cadáver como que no te puedes rascar la nariz. Pero ¿desde cuando hay árboles en el desierto?.

No tengo idea que pasó pero llegué a un lugar lleno de magia, donde el aire es fresco y hay miles de árboles en el desierto, las raíces se asientan en la arena, los ríos se revuelcan debajo del terrible sol.

Soy un cadáver que habla y camina, soy un zombi.

Un zombi alerta, lleno de deseos incontrolables de carne, femenina y dura. Aunque esté muerto siempre se me antoja este tipo de acción mutante, de acción consciente de si misma, de la carne.

Las cascadas estaban al revés, y el aire no era palpable, era extrañamente ausente, no estaba respirando. Caminé lentamente hacia los ríos de agua roja, una paloma se atravesó en mi camino y me la comí, sabía a papitas y maruchan.

Al acercarme al río una alarma se detonó y miles de moscas gigantes volaban hacia mi, no tenían cara de tener buenas intenciones. Corrí hasta el río y me sumergí en su rojo líquido, agua de jamaica.

Me quedé un par de días bajo el agua, sin pánico por el aire, la tranquilidad está a la orden del día. No dormir, no comer, tener hambre insaciable, no respirar.

Las moscas nunca se cansaron de esperar, así que salí aburrido esperando que me comieran o algo así, pero lo primero que pasó fue que me preguntaron de dónde venía y a dónde iba, me dijeron que tuviera cuidado porque había muchos asaltos por la zona y que si no quería que una de ellas me acompañara hasta salir del peligro, me negué amablemente, pero firme.

Me despedí y corrí hacia la libertad del desierto tropical, las aventuras estaban ahí, esperándome, sin embargo no pasaba nada, criaturas de apariencia feroz y peligrosa me observaban tranquilamente sin decir ni pío, sólo me miran pasar y comentan cosas en voz baja.

El hambre no desaparece, me como una que otra criaturilla de pacotilla y nada que te pueda decir podrá describir lo delicioso que es satisfacer el hambre durante los primeros cuatro segundos, luego el vacío es mayor, como el sexo cristiano lleno de culpa.

Correr por la llanura al atardecer se convirtió en mi actividad favorita, en lo que me mantiene cerca de ser una persona, porque es lo único que se aproxima a conmoverme un poco, es lo único que siento aparte del hambre.

Esta mañana mi cráneo explotó gracias a una rama gigantesca que cayó sobre mi, pensé que sería el fin, pero curiosamente sigo aquí, no puedo ver ni sentir ni comer ni oler ni escuchar, pero sigo aquí. Ahora es como ser un fantasma, porque no tengo ninguna prueba de que sigo aquí más que mi conciencia, ya no se que hacer, el suicidio no es una opción, aunque me estuvieran llevando a algún lado para cuidarme, aunque estuviera caminando a casa, aunque una jauría de perros estuviera comiéndome, no lo sabría.

Ahora ya se lo que es no tener miedo, no tengo nada que perder, no tengo nada, ni a mi mismo, no soy nada y sin embargo existo, no entiendo.

Platanar

Las gruesas piernas de la soledad le dedican una sonrisa a los enanos que habitan dentro de mi coxis. Las uñas y los dientes de la sexualidad desbordante y del deseo interminable de una mujer salvaje que destroza mis cristalinos ojos. La cantidad desenfrenada de noches sin fin, sin odio y sin conflicto.

El olor de las mejillas de una niña de 15 años, sexualidad inmadura pero abundante que camina como un viejo en silla de ruedas. Los días y días de dolor por la incapacidad de ser puro. Las clases de sabor que hay dentro de mi. Los oídos secos y a la vez viscosos.

Las estrellas brillan sobre mi cabeza llena de hierba que crece hacia abajo, como raíces. Que tienen horas y horas de vida antes de marchitarse y caer sin remedio sobre la arena para convertirse en recuerdos vagos.

Tragos largos de cerveza helada en una azotea nocturna repleta de anhelos.

Cortesanas que asaltan mis sueños, que dominan mi vida y mis recuerdos, mis sueños y mis deseos, mi vida de nuevo.

Carreteras de odio.

Magistral caída de sobres verdes, sobres verdes, sobre mi cabeza.

Calidad dudosa.

Caída libre.

miércoles, 1 de abril de 2009

Curvas

Las noches...
Corren salvajes por mi nuca
Derraman sangre y miel de las alturas
El aire es terciopelo negro
Sudo partículas sólidas
Camino solitario pero siempre seducible
Tarareo las mañanas que te perdí
Melocotón con sabor a fresa, te extraño todos los días.

lunes, 30 de marzo de 2009

Ash

Caricaturas y leones marinos, esas fueron mis pesadillas infantiles. Las imágenes que contaminaban mi inconsciente durante esas largas caminatas por la carretera, esperando encontrarme algún alma igual de perdida que yo, igual de muerta, ansiosa, seca.

Las gotas de sudor que escurren por mi cara y que parece que nunca dejarán de salir, el calor sofocante de mis cachetes y el frío que choca con mi pecho, la máquina continúa moviéndose sólo por la inercia de la indecisión. O mátate o vive pero deja ya de ser un fantasma, pero si dejara de serlo entonces ¿a qué chingados vine?.

Las noches largas que recorren mis arrugas y dolores musculares, los traumas que nunca te abandonan y que luego forman parte de el constante recordatorio de todo lo malo que eres y haces, de todas las veces que nada salió como tu querías, o sea siempre. Toda la vida una continúa senda de errores unos más graves que otros, miles de personas que te detestan o que están decepcionadas de ti, nada de lo que haces está bien o es bueno. Eso debería de hacerte libre ¿no?, entonces ¿por qué tanto miedo?. La certidumbre si existe, siempre fracasarás, ya no te preocupes.

Un viejito ebrio alguna vez me dijo que los mejores días de su vida los podía contar con los dedos de una mano. Recuerdo pensar que era un viejo bastante patético, porque yo sólo tenía 13 años y no me alcanzaban los dedos de todo el cuerpo para mis mejores días. Lo que no sabía es que conforme vives más, tus estándares de felicidad suben mucho y tu optimismo se desploma hasta que rebasa el piso.

En fin, la vida es corta o larga, los años pasan rápido o lento. Podría decir que sólo voy a divertirme o que me la voy a pasar de la chingada por el resto de mis días. Ninguna es verdad. Sólo se que seguiré sobre analizando todo, al menos hasta que tenga novia, aunque seguramente ella será igual de obsesiva que yo, y sobre analizaremos todo juntos.

domingo, 29 de marzo de 2009

Si las noches son de metal y los días son de plástico, no quiero vivir más que de noche, el frío del metal es mejor que cualquier sensación, me hace sentir vivo, despierto, útil.

Completamente sacudido por las noticias de el terremoto en la costa

viernes, 27 de marzo de 2009

Rocallosas

La cabeza me da vueltas, tengo los oídos destapados y la nariz llena de rocosidades blancas que cuando respiro entran por mi torrente sanguíneo y despiertan a mi cuerpo como una patada en los huevos. Las costumbres de sacar a mis amigos de la vida cotidiana de mis enemigos es lo que me mantiene calientito en las noches y divertido por doquier.

Colmenas llenas de miel y perversión que se alegran de verme como madres aprensivas, raspadas en las rodillas y sangrando por la nariz, dulces sueños y sonoras pesadillas que me carcomen porque no me acuerdo, porque ya no duermo.

Porque cuando despierto de ti, no me quedan energías para mi, porque cuando salgo de ti, sólo puedo existir sin mi.

Caminar y caminar ya no me sirve porque las esperanzas se quedaron sin gasolina y los sueños ya me abandonaron, la lumbre ya ni me calienta el agua ya ni me moja, lo pero es que el sol sale todos los días y a mi me da lo mismo.

Carreteras y carreteras de cadáveres que cuelgan de las azoteas de los ricos y poderosos, que dominan el aire con su putrefacta belleza llena de deliciosos sabores y colores, de sentimientos puros de tranquilidad y amor que no se de dónde salieron, que no quiero entender, que sólo puedo ver y no siento nada otra vez.

martes, 24 de marzo de 2009

Callos en los ojos

Calamares de seda que nadan por el oscuro cielo que puedo ver desde el cuadrito de la azotea, el aire frío y el húmedo calor hacen que mi camisa esté pegajosa, mi piel es muy suave, pero no como la de ella.

Calor intenso, debo salir a caminar.

El patio de la ciudad está en las mismas terribles condiciones de siempre, tullida y falta de emociones, sólo con basura sentimental y miles de distracciones que sólo pueden servir para construir miseria.

Degenerados, alcohólicos, drogadictos, prostitutas, niños callejeros, ancianos que parecen piedras, todos tienen la ausencia del mal, pero lo viven todo el tiempo, son víctimas de el sistema, de la caligrafía mediocre de nuestra cultura y de la indiferencia total de todos, entre ellos yo.

La caminata no me ayuda, quiero salir corriendo y seguir hasta que se acabe el mundo o mi corazón explote. Los murmullos de la noche me respiran en la nuca, siento el miedo de la ciudad, está aterrorizada de sí misma, del horror del que es capaz, del olor que puede exhalar, del dolor que puede provocar, de su inevitable inmortalidad.

Peor que todo eso, se me acabaron los cigarros. Diviso una tiendita, cada vez más extraño en esta multi gigantesca mamada de pueblo en esteroides, escurre de productos por todos lados, es como una hemorragia de papitas, dulces y revistas, adorable de verdad.

La atiende un tipo gordo sentado en un banquito que podría sin duda alguna meterse por la nariz y aspirar hasta que le perfore el cerebro, él también se escurre. Como el sudor que escapa por todos los poros de su cuerpo, y del mío también, el intercambio de dinero es muy muy incómodo, es como si le tuviera que enseñar una cicatriz en la nalga o algo así.
El dulce humo de la primera fumada no se compara con nada, ¿por qué no todas pueden ser la primera fumada?.

Las criaturas nocturnas acaban de notar mi existencia, y me acechan poco a poco sin prisa, saben que no tengo de otra. Una anciana que está sentada en una banquita, tan fija que parece que está hecha de cemento. Me mira sin mover la cabeza, yo la miro constantemente, los surcos en su rostro, parece que fueron curtidos durante millones de años por niños con manos de cobre, su mirada es indescriptiblemente aguda, voraz, me deja seco y camino cada vez más despacio.

Estoy frente a ella, me mira sin parpadear, sin moverse, comienzo a temblar, mi cigarro cae al piso, la vida de la ciudad se congela un segundo, sus dientes crecen sin control y me tragan de un solo mordisco, el mundo adentro de ella es muy parecido al de afuera, pero aquí hace más calor.

lunes, 23 de marzo de 2009

Cómodo o incómodo, siempre hay algo que detesto de mi, que

sábado, 21 de marzo de 2009

Carne y papas

Casas y casa de cartón que desaparecen día con día, a veces te encariñas conuna y quieres vivir en ella pero después de un día o dos llueve o hace aire y es obvio que no es suficiente para ti.

Caminando bajo la lluvia se aclara el panorama, siempre, y por otro lado es como dejarse llevar de la mano por uno mismo, sólo estar y no desear ni añorar.

Corriendo las cortinas en las mañanas para no ver el sol es una parte básica de mi, es negar la realidad y conseguir lo que deseo en un simple paso, es ser yo.

En comer carne y papas te llevas toda la vida, en conseguir el dinero para las papas, en cocinar la carne, en encontrar quien se las coma contigo, en sentir y soñar, en pensar...

miércoles, 18 de marzo de 2009

martes, 17 de marzo de 2009

Cocina/\Humedad

SOl dice: ¿que comes..?
DIEGO dice: atún con elote
SOl dice: si clásico de ti mezclarlo todo
DIEGO dice: o si
SOl dice: la cocina es un buen lugar..
para comer...
y otras cosas
se me antoja una falda..
y la barra del comedor..
poca luz..
viene del vestíbulo
sombras y contraluces cortan los movimientos
la espalda se topa con la alacena de metal barato
QUE CRUJE
Y SE AZOTA COMO CON EL VIENTO
NO HAY OTRA FORMA SALVO HACER DE LADO
ESE PEQUEÑO PEDAZO DE TELA QUE LO CUBRE,
ROSANDO DE VEZ EN VEZ LA COSTURA...
SINTIENDO EL CALOR DE LA ESTUFA APAGADA
UN POCO DE UN OLOR SUAVE VA SUBIENDO HASTA TUS FOSAS NASALES..
UN POCO DE UN OLOR A ESTOFADO TIBIO Y PEGAJOSO
ES COMO UNA TARTA TIBIA PARA HUNDIR LOS DEDOS
EL HORNO ... SUBE A 200 GRADOS, EL RELOJ MURMURA SUS PASOS, NO SE DETIENE A ESCUCHAR, LAS HORAS COMO ESFINGES DELATAN EL AUGURIO, EN SUS PALABRAS PROFÉTICAS
LA LUZ DE LA CAMPANA ESTÁ ENCENDIDA, LOS MUSLOS DESCUBIERTOS SE VAN DEJANDO MARCAR POR LAS HORNILLAS HELADAS
UN RUIDO
TODO SE DETIENE, CADA MÚSCULO SE TENSA
LA RESPIRACIÓN AGITADA
UNA RISA QUE SE AHOGA EN LA GARGANTA
UNA MANO SOBRE LA BOCA HÚMEDA
LOS OJOS BRILLANTES.
EL PANTALÓN YA NO ES UNA TALLA MÁS GRANDE, SIENTES LAS ATADURAS DEL CONVENCIONALISMO
EL ESTORBO DE LA MORAL
EL RUIDO PASA
EL VIENTO TAL VES ... TAL VES UN OJO QUE SE ALIMENTA
DE TU COMIDA..
TAL VES UN PERRO
... LA HORA HA SEGUIDO MARCANDO.. TIC TAC...
LA FALDA ESTA EN SU SITIO
LA ESTUFA VACÍA
EL PANTALÓN AÚN DEMASIADO PEQUEÑO PARA CONTENER EL HAMBRE ... LA PUERTA SUENA DETRÁS TUYO
SE AGITA
EN SU VAIVÉN DE PUERTA DE COCINA.
LA CERRADURA LEJANA..
TU MANO AHORA PASA POR TU ROSTRO HÚMEDO Y FRIÓ
LA DETIENES
UN POCO
EL OLOR AÚN ESTÁ TIBIO ENTRE TUS DEDOS..
FIN

DIEGO dice: wow
SOL dice: ME LO ACABO DE INVENTAR, VAS TU
DIEGO dice: el silencio de la madrugada
el aire frío de las tres de la mañana
la azotea oscura y abandonada de un edificio construido en los años treinta
la luna ilumina muy poco
sólo se escuchan los pequeños pasos de una criatura pequeña
de no más de 50 kilos
sube unas escaleras torcidas y crujientes
finalmente llega a la tierra prometida en la que su joven amante quedó de encontrarla
pero algo está mal
hay un olor dulzón, conocido y fuerte pero no sabe exactamente que es
contempla la luna a la espera de su amado
un goteo la distrae
trata de concentrarse en la luna pero el goteo sigue distrayéndola
es hipnótico
finalmente decide buscarlo
y se encuentra con un charco espeso y rojo, las gotas que caen vienen de algo indescriptible
algo que no tiene forma, es sólo una masa
lo único que tiene sentido en esa masa es una cadena de plata que tiene la foto de alguien
cuando ella la ve se horroriza
la foto es de ella
un grito ahogado comienza a salir de su garganta
pero es detenido por una mano enorme y rugosa
con callos más antiguos que el edificio
la levanta de su diminuta cabeza
ella tiembla incontrolablemente, su rostro gotea lágrimas continuas
el ente gigantesco y poderoso la mira con un ojo que sobresale de cientos de vendas que envuelven todo su cuerpo
es como una momia sin control, que huele a muerte
ella extrañamente siente escalofríos
pero no de frío ni de miedo
sino de adrenalina
de excitación
se descubre húmeda
confundida
pero excitada, es algo en el olor
algo que la convierte en un animal
que la reduce a sólo deseo
sus temblores cambian
cambian de calidad
él le respira en la cara, la pone a la altura de la suya
ella lo mira aterrorizada pero fascinada
él le arranca el vestido con uno de sus enormes dedos
el frío entra por sus orificios brutalmente, se le entume todo
sus pequeños músculos se contraen
esto despierta el animal de él
la estrella contra la pared y la penetra como si fuera de cartón
ella se rompe un poco
se rompe de placer y de dolor
el deja caer sobre ella toda la furia de años y años de violencia y abuso, de rechazo eterno
ella no entiende lo que siente pero no quiere que se detenga, quiere morir, morir así, quedarse trabada eternamente en esta ruptura
el sigue y sigue hasta que ella es un pedazo de carne inerte, un títere sin huesos
el no puede terminar, nunca lo hace
la deja caer como un trapo viejo, la mira con desdén y sale volando
la cara de ella mira hacia el cielo
la lluvia comienza mojar los cadáveres
el sonido de una respiración agitada sale de las sombras
ella abre los ojos, la lluvia le moja el rostro
el olor a muerte se ha ido
los gemidos de su amante la regresan a la realidad
está contra la pared
sostenida por su amante, joven y flaco como ella
penetrándola mediocremente como miles de veces antes
ella suspira
suspira con decepción
con flojera
con apatía
con cotidianeidad
sencillamente está harta de la realidad.
y descubre que la luna le hace compañía
casi siempre
fin
SOL dice: wow, cuanto de ti puedo aprender leyéndote
DIEGO dice: que aprendiste?
SOL dice: no importa, eso es para mi

domingo, 15 de marzo de 2009

Compañía

Las calles doradas reflejaban el sol tan duro que no podía ver más allá de dos metros delante de mi. Como cuando era niño decidí correr sin saber a dónde iba a parar, sin razón alguna, sin miedo, sin expectativas.

El sudor escurría por mi rostro y me daba comezón. Me rasqué y me rasqué hasta sangrar, lo predecible se cayó de mi rostro hasta que quedó sólo lo auténtico, al final todo era deshechable y ese pensamiento nunca dejó mi mente, hasta el momento en el que morí.

Corrí y corrí por todos lados, la ciudad estaba vacía, ya no quedaba nadie, pronto el dorado sería negro y el negro olvido.

Cuando por fin recorrí toda mi ruta, me asaltó un recuerdo que nunca creí volver a ver, y ahí es dónde entras tu, con tu mirada dulce y mente perversa, que sólo encontraba placer en destruir, personas, sueños o lo que estuviera cerca, lo que fuera ajeno a ti, lo que fuera imposible para ti.

Toda la vida creí que lo hacías por diversión o por venganza, quizás por ambos, quizás porque no sabes amar, pero justo ahora me doy cuenta que en realidad no es eso, es que nunca conociste algo diferente, eras sólo ignorante o demasiado cínica para el bien de la humanidad.

De cualquier manera pronto te volveré a ver si es que existe la vida después de la muerte, aunque para ser sincero, lo dudo mucho.

El cielo dorado comienza a cambiar de color, el negro se apodera rápidamente de todo, sólo tengo unos minutos antes de que esto acabe, así que corro hacia el Palacio, ahí si hay buena vista.

Desde la sala presidencial veo entrar los últimos rayos de sol, y los primeros rayos negros, ojalá alguien pudiera presenciar la belleza del fin a mi lado, como que sin compartirlo no tiene chiste.

viernes, 13 de marzo de 2009

Cuernavaca

Tons cuando desperté creí que el trato estaba cerrado y salí de la cocina sin ropa pero convencido de que sería el final del día, y de que podría comprar mi departamento al menos en las próximas doce horas, aunque justo al salir de la casa me di cuenta de que eso sería imposible, cerré las cortinas y caminé hasta la esquina, comí un pedazo de pan, el corazón se me rompió en mil pedazos y creí que sería el fin pero nel, caminé hasta que se acabó el día y no llegué a ningún lado, tus gruesos labios, tus ojos enormes y tu pequeña nariz me dejaron hipnotizado, la luz de las velas era perfecta pero algo extraño pasaba cada que me acercaba a ti, algo que estaba bien, pero me tranquilizaba verte sonreír, aunque el mundo se acabó cinco minutos después, siempre es bueno recordarlo.

Total que el desierto seguía inundado ni caso caminar hacia allá, me comí unos huevos crudos y corrí hasta el Árbol, me subí, tardé todo el día, en la noche dormí en la copa, un pájaro luchó un rato por tirarme pero le arranqué las alas y le mastiqué un poco la cabeza hasta que se cayó y reventó como ejote en el suelo, o al menos así se escuchó.

Cuando amaneció vi el sol, directo, sin miedo, y salté.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Ahhhhh

Cardenales rojos que no me dejan dormir, la voz del radio que no me deja dormir, el aliento a perro de mi esposa que no me deja dormir, la calidad deplorable del aire que no me deja respirar, la comezón que tengo entre los dedos de los pies, el calzón torcido que no me deja descansar, las cobijas que hacen cosquillas justo en la nariz, el hilo de sangre que escurre por mi nariz reseca y llena de costras, el sabor a bilis de mi garganta, la pansa inflamada e inestable que no me permite respirar bien, los oídos llenos de cerilla que me dan comezón que nunca realmente puede ser rascada, la resequedad de mi cráneo, el cabello que quiero arrancar porque da cosa estirarlo, la lagaña que se pega cada vez más a mi ojo hasta que entra y ya no puedo ver de un lado, lo inevitable de tallarme los ojos y la cabeza hasta que ya no veo nada, estirar los músculos hasta que duele y luego no poder moverme o caerme, tronarme los dedos y la cadera, darme de cachetadas, darle un cabezaso a un teléfono público, golpear las paredes y las puertas hasta que tu puño ya no es igual, aventar una piedra lo más lejos que puedas, dejar de amar de un día para otro.

martes, 3 de marzo de 2009

Solo

Mis huesos me piden que los use, mi carne se seca poco a poco, la nariz me sangra todo el tiempo, mis ideas ya no pueden conectarse, mi boca está seca, los labios me arden como nunca, los pies ya no los siento y la cadera me truena cada dos minutos, el olor a salitre saturado dentro de la columna vieja y estática que es mi memoria sólo me traiciona con su hedor a lugar común, nadie especial, mucho menos tu, mucho menos yo, todos seremos destruidos como moscas, y el drama dejará de existir porque ya no habrá quien lo piense.

lunes, 2 de marzo de 2009

Domingos de calamar.

Colágeno y huesos, piel curtida, pecas y humo, selva interminable, lluvia torrencial , niños zombis, creo que suena muy bien así, pero no lo fue, gritos que no escuché pero si vi, tu mirada fue de decepción, creo, pero en realidad no lo se, un animal herido hace cosas extrañas y yo sólo se que no entiendo nada más que el amor y el odio, y el amor es lo único que siento por ti.

Cuando las tardes arenosas mueran y se conviertan en la preocupación de alguna otra cara clase mediera y sin problemas empezaré a comerme mis ojos, a pequeñas mordidas, las obsesiones terminarán por sólo entender de casas y salitre, de putrefacción y colmenas sin miel, de abandono puro.

Calcomanías de oro que piden siempre ser parte de mi, y no tengo ganas, pero es oro, se supone que el oro no se niega, pero no tengo ganas, se supone que el oro es lo mejor que te puede pasar, pero no tengo ganas, creo que sólo necesito correr, en círculos hasta que mi sistema esté limpio de nuevo.

Calamidades y violencia afuera del metro, me hizo sentir vivo como hace mucho no pasaba, tengo miedo, pero miedo sabroso, del que dosificas hasta que se acaba y luego necesitas más, más peligro, más vida.

Extraño mi confusión.

jueves, 26 de febrero de 2009

Carretera

Las curvas de la vida se aplanan cuando no duermo, últimamente no duermo nada, ya no hay curvas, las emociones dejaron de existir, ahora sólo hay situaciones, convenientes e inconvenientes, hay de todo, como siempre pero sin complicaciones innecesarias, ahora sólo hay que decidir entre dos opciones, blanco o negro, si o no, unos o ceros, es fabuloso.

Curiosamente lo que más encaja en esta nueva ecuación de mi vida es el amor, porque sencillamente amas o no, y el amor sólo es uno, ¿no?, al menos eso dicen los manipuladores culturales por excelencia, la simplificación de las emociones es la respuesta a la depresión de nuestra generación.

No entiendo nada, sólo existo.

Duradero

Despertar es muy difícil, hay quienes nunca lo hacen, hay quienes creen que lo hacen, a veces hasta creen que lo hacen muchas veces a lo largo de su vida, pero en realidad nunca lo hacen.

Es como despertar de un sueño para después darte cuenta que sigues soñando y así infinitamente como una cebolla mágica que nunca terminas de pelar.

Finalmente la muerte es lo único que me tranquiliza, cuando se acaba se acaba, no más cebolla.

Despertar es imposible.

lunes, 26 de enero de 2009

Casota

Demonios llenos de polvo rondan mi cama, día y noche, trato de evitarlos pero siempre terminan por hacerme parte de ellos, convertirme en un desalmado puerco, algo que no me molesta mucho, pero duele, cada vez un poco más, es como arrancarte una costra, y cada vez duele más, cada vez es peor, cada vez necesito más acción, más demonios, más dolor.

Descubrir que el dolor es lo que te hace que me levante todos los días ha sido lo mejor que me ha pasado, ahora entiendo muchas cosas, ahora todo está claro, de nuevo, ahora me siento como un duende construyendo catapultas, como un dios.

lunes, 19 de enero de 2009

Buenos días

Las calcomanías de mi cuaderno cuentan historias, simples y superficiales, pero mías, pedazos de sueños, deseos profundos, frustraciones, amores imposibles, reglas de la vida y pendejadas por el estilo.

Siempre que miro al cielo veo por lo menos una estrella que me dice que las cosas son insignificantes y que el camino continúa sin tener razón de ser, sólo continúa, y no se va a detener.

El frío aire que se cuela por las ventanas aunque estén cerradas, cuando piso una jerga que parece seca con mis calcetines y se mojan mis pies, cuando me doy cuenta que algo se me olvidó en casa y llevo media hora de camino, cuando no aceptan mi cartilla, cuando se me acaba el dinero o cuando como demasiado, momentos terribles que finalmente no son tan graves, pero como encabronan.

Las simplezas de la vida cotidiana estampadas en nuestro carácter que día a día va cambiando, hasta que nuestra edad avanza lo suficiente como para que nuestra personalidad sea de concreto y no cambie, ahora somos oficialmente viejos.

domingo, 18 de enero de 2009

Hada

Carcinomas que rondan mis neuronas tan lentamente que hasta mi corazón quiere que se apuren. Nubes oscuras de desamor y perdición, de colores más bien fríos, de sabores más bien dulces, quizás demasiado dulces...

El sol pega en mi cara como la realidad en mi alma, quema y no se detiene, caminando por el bosque, disfrutando de la luz y el olor a humedad me encuentro con un hada que me dice que la magia es algo posible, la miro con un poco de sarcasmo y noto como es que empieza a cambiar su expresión, se marchita frente a mis ojos poco a poco, pienso en la brutal diferencia entre las sociedades y el hada me mira por última vez, antes de mirar al piso y deshacerse como una flor seca, no entiendo que pasa, la quiero tocar y se vuelve polvo.

Un zumbido que crece cada vez más cerca de mi me saca de concentración, volteo y veo miles de hadas que vuelan hacia mi, no parece que tengan la intención de detenerse, me quedo quieto un momento, por dentro creí que correr sería la mejor opción, pero no puedo, sencillamente no tengo ganas, miles de agujas pequeñas se clavan en todo mi cuerpo, siento miles de pulsos a distintos ritmos, cada aguja tiene el suyo.

Los pulsos se convierten en uno, un pulso gigantesco y abrumador que domina hasta el más profundo de mis pensamientos, comienza a subir el ritmo, poco a poco, hasta que explota en una lluvia interminable de sangre y pedazos de mi, esparcidos por el bosque, entonces si formo parte de algo, el vacío se acaba, el cáncer no me mató, fue la magia.

viernes, 16 de enero de 2009

Juar juar, un día más

Las cascadas de decadencia que escurren por las frases cotidianas que me susurras cuando duermo hacen que las mañanas esté de mal humor, al menos hasta las doce y media, mínimo.

Corriendo detrás de tu aroma con locura y desamor, sabiendo que nunca estaré cerca porque nomas no se me da eso de alcanzar, puedo correr, pero no alcanzar, digamos que eso no me deja con un buen sabor de boca, se pierde la pasión.

Entonces llega el terrible aburrimiento que no deja de ser maravilloso porque hace que te levantes y salgas a buscar algo nuevo, algo que desinfecte tu herida de cotidianeidad hasta el punto de la corrosión, y entonces, empezamos de nuevo, ahhh la belleza de la sociedad, la venganza de los medios, el violento impulso a ser correcto y cruel, como los hombres de verdad.

Las resplandecientes armas de metal fundido que siguen estando detrás de nosotros todos los días, todos los días, todos los días, la culpa, el atroz sin sabor de la melancolía desgastada, la apatía y sobre todo, el odio, tan puro, tan simple y tan desgastante.

jueves, 15 de enero de 2009

Calcetiner sucios que caminan por la pradera y no me dejan ver el paisaje, me nublan con su aroma a vida

martes, 13 de enero de 2009

Caleidoscopio

El cielo se tornó gris, el viento soplaba cada vez más duro, las calles se vaciaron de repente, los pocos animales que existen en la ciudad hacían mucho ruido, la lluvia comenzó a fluir, sólo y en medio de la calle, ahi me di cuenta que todo tenía fin, aún yo.

El clima siguió así por al menos doce días, doce noches, el terceabo día, se acabó, y el sol salió comop si fuera la última vez que salía, lo cual descubriría más tarde, no estába tan lejano de la realidad.

El sol nunca se volvió a esconder, se quedó donde está, fijo, la mitad del mundo era de día y la otra mitad de noche, sin casmbio, para siempre.

No entendí lo que esto significaba, los gobiernos del mundo estaban tratando de adaptarse, los científicos no entendían por que pasaba algo así, los fanáticos religiosos cantraban el fin del mundo, y la gente común, trataba de dormir por las noches sin mucho éxito.

La vida cotidiana sufrió consecuencias graves, los plantíos murieron y el agua se evaporaba toda, la lluvia sólo caía del otro lado, la mitad del mundo se cocía mientras la otra se ahogaba.

lunes, 12 de enero de 2009

Cordura inestable

Las gotas frías escurren por el vaso con una indecición al principio que rápidamente se convierte en certidumbre absoluta, hasta parece que tienen prisa. Caen a la mesa como ideas que están sopesando la idea de existir, no dejan de ser ideas pero generalmente viven al menos hasta llegar a la mesa, que es cuando se confrontan a la brutal realidad de ser algo más o solo un charco en la mesa y ser limpiado por un mesero de mal humor.

Cada que bebo un poco de cerveza entiendo como funciona el mundo, después de unos tragos me convierto en parte de la maquinaría que hace funcionar a la vida, unos tragos más y me convierto en el mundo, otros tragos más y regreso a ser parte del mecanismo... pero ahora estoy en huelga y no me gusta como están las cosas, quiero un aumento, unos tragos más y me convierto en lo que piensa el mundo de si mismo, o sea basura y odio puros, unos tragos más y me conviertoi en deseo, deseo sin claridad de lo que necesita, sólo deseo bruto y sin control, unos tragos más y regreso a ser yo mismo, complejo y adolorido, simple y feliz, ésta es la mejor parte, porque generalmente nunca entiendo por qué estoy tan bien y luego no me acuerdo de nada, más que de ése esbozo de felicidad.

Y las ideas, ¿qué pasa con las ideas?, se agotan rápidamente cuando no pueden fluir con alguien cuando no hay retroación se estancan y dejan de engendrar otras ideas, todo es un remolino de frustrante inactividad.


viernes, 9 de enero de 2009

Simplemente Genáro

Levanta los brazos al ritmo de la fiesta que la sangre empezará a llover en cualquier momento, no te tardes que ya van a empezar los tiros, es la mejor parte de todo, el fuego, las almas derritiéndose y gritando como nunca pensaron que fuera posible, destrucción pura y masiva, la mejor parte de todo evento multinacional y directo, transmitido por la tele y por el radio, por internet y por el cielo, por mar y por tierra, como la destrucción misma, a ver quien llega primero a la meta y quien deja de escribir antes.

Al menos hice algo después de todo, siempre quise dejar una marca o algo, ser recordado por algo, algo grande, no mamadas, aunque ahora que lo pienso nadie lo va a recordar porque ya no va a quedar nadie... hey, eso es aún mejor, ahora si que me rifé, soy el más grande de todos, arrasé con todo y nadie será recordado nunca jamás gracias a mi.

Quemar bibliotecas, museos, obras de arte, ¡o no!, la destrucción se acaba de complejizar demasiado, ¿qué haré ahora?, ya casi no hay soldados ni nada, ya todo está listo, puta madre, ¿van a a recordar a esos cabrones y a mi no?, nel ni madres.

O ya seeee, ¿y si me hago un monumento que diga lo que hice? así todos los que vengan de otros planetas sabrán que yo soy la razón de toda esta destrucción y así no habrá duda alguna de que vencí a la humanidad, para siempre.

A huevo, ¿pero que haré?, ¿mi rostro?, ¿mi cuerpo erguido solemnemente?, ¿con unas viejas así bien buenas a mis pies?, o ¿un dragón abrazándome con su cola? puta madre no se me ocurre nada.

mmm...

A ya sé, haciendo lo que más me gusta, ¿por qué no? de todos modos nadie me va a juzgar, si llegan unos extraterrestres no van a saber lo que eso implicaba socialmente ni nada, ¿no?

Tons si, sentado en el sillón viendo porno mientras me la jalo y el estéreo está a todo volumen con led zeppelin..., ¿cómo chingados voy a hacer eso en media hora?

Puta madre por que no puse atención en las clases de manualidades, siempre en las otras manualidades, chale...que mal pedo.

Bueno, ni pedo, ¿me dará tiempo de una última chaqueta?... faltaaaaan 2 minutos... si seguro, igual y hasta dos.

miércoles, 7 de enero de 2009

Hormiga

Carbones ardientes que queman mi conciencia, día a día, pensando en cómo carajos despertar de el letargo eterno de tus insultos fáciles y predecibles, eso de detener el tiempo no es lo mío.

Comiendo de las sobras de tu intimidad que apenas alcanzo a arrebatarle a los otros perros hambrientos que te rodean constantemente, y que aparentemente encuentras infinitamente más deliciosos que yo.

Carcomidas y deshechas las horas que espero junto a tu puerta como mascota regañada y deseos extremos de odiarte, sólo frustración resulta de tal intención.

Cargando con miles de años de inseguridades y auto lástima, soy el hombre más fuerte del universo, el hombre más pinche inútil del universo, sólo soy un seguidor más, un número en la masa, una hormiga dentro del escuadrón.

Desde mi posición de insecto es más fácil decirte que me mires y no importa que ni siquiera me escuches, seguro es por la altura, la diferencia de tamaños y obviamente de importancia.

Total, cuando te conocí supe inmediatamente que esto iba a suceder, por eso insistí en que nos presentaran.

Ahora sólo me queda entender que mi destino será este, no importa lo que haga, ni tampoco importa lo que tú hagas, así seremos siempre, que agotador.

martes, 6 de enero de 2009

Negro

El óxido de la reja se deshace un poco contra mis manos, eso me asegura que al menos todavía siento algo, apenas puedo respirar. El amargo sabor de la bilis es la segunda señal de que estoy vivo, el frío que me invade de golpe todo el cuerpo me saca de balance, caigo sobre el cemento, el sudor escurre en mi frente, finalmente el aire entra a mis pulmones, helado y corrosivo.

Negro.

Despierto en medio de una fábrica abandonada, sin vida, sólo deshechos industriales, metal torcido y gigantesco. El aire es como el fuego, el sol brilla como si nunca se fuera a ir.

Caminé y caminé hasta que se acabó la fábrica y ahora no había nada, sólo desierto, ¿cómo chingados llegué aquí?

Marcho hacia mi inevitable destino sin parar, no importa la dirección, presiento que hacia donde vaya todo será igual.

Llego a un pequeño lago, no lo puedo creer, me meto a nadar en él, el agua es cómo miles de hormigas que trepan por todo mi cuerpo, entre la piel y los músculos, hasta llegar al cerebro, dónde hacen su nido y se quedan para siempre, caminando sin parar.

La caminata es pacífica de aquí en adelante, ya nada me preocupa, un pequeño zumbido me asalta por la espalda, al voltear sólo se ve un punto negro al fondo del cielo.

La caminata sigue sin parar, el zumbido es cada vez más fuerte, hago todo lo que puedo para ignorarlo, es la alarma que me dice que ya se acabó el juego, es hora de despertar, es hora de morir.

La cabeza me da vueltas, el suelo se convierte en el cielo, el zumbido está dentro de mi, no puedo hilar ni dos ideas, todo es confusión, amor, odio, deseos insatisfechos, placer inevitable, lamentos de las mujeres en mi vida, lamentos míos, carencias puras, llanto.

Negro.

Despierto dentro de un helicóptero, estoy amarrado a una cama, hay un tipo con máscara post apocalíptica que no deja de darme la señal del dedo pulgar hacia arriba, no le creo nada.

Descendemos, sólo veo el techo cambiar de metal torcido a cielo azul con negro, humo por todos lados, un silbido pasa por encima de mi, explosión a mis espaldas, el tipo con la máscara cae, explosiones y silbidos por doquier, una sinfonía que dura años.

Termina por fin el hacer y deshacer de los que estaban ahí, creo que todos están muertos, el silencio suena a eso, a que sigo en el desierto.

No puedo zafarme de los amarres de la pinche camilla, el óxido de los tubos de metal de la camilla se deshace en mis manos, me recuerda que estoy vivo, pero ya no siento nada.

Negro.

viernes, 2 de enero de 2009

Caracol de leche

Mis huesos no se dejan querer, truenan sin fin como todas las mañanas, hasta creo que hoy si voy a poder caminar, obvio no.

El café de la mañana, lo mejor del día, hoy sabe a petróleo, vamos mejorando.

Mis primeros escritos del día, llenos de incongruencia e ignorancia, de honestidad pura pues.

La comida sabe a plástico, por fin algo congruente.

Los hoyos en la pared me invitan a escribir su historia, lo hago.

Los verbos no se llevan bien con los participios, nomas no se puede estar así.

Camino por las paredes, ahí si puedo, y me encuentro contigo en la esquina derecha del cuarto, ¿dónde te habías metido?.

Escucho tus palabras como si me importara, te acaricio el hombro como si te entendiera, te digo cosas al odio como si la vida tuviera sentido, como si lo que yo te puedo decir importa.

Caminamos juntos largamente hasta que me pides un café.

Te bajo hacia mi cama y hacemos el amor hasta el amanecer, de nuevo.

Despertamos con culpa una vez más, aún así desayunamos juntos, otra vez.

Te dejo en la esquina de nuevo y regreso a mi escritorio, los verbos abrazan a los participios, ya puedo empezar, otra vez.

No creo

Mi nombre suave, mi nombre seco, las calles, que nunca veo, que nunca huelo, que nunca vivo.

Los hombres sanos, rectos, honestos, altos, que no soy.

Las bellas que aman, que cocinan, que cogen como putas, que son fieles como perros, que no tengo.

Las almas que dicen hola, adiós, vienen y van, que no me reconocen.

Los tulipanes, los exquisitos platillos cocinados con pericia, las tardes inolvidables, la barba profunda, el estátus delicioso de pertenecer a algo material y gigantesco que no puedo darte.

La automática lección que recibimos cuando la cagamos, el dócil pesar de la culpa continua, el mártir alucinógeno, las estrías en el corazón, el alma diluida en alcohol, las noches suaves y sin conflicto, las noches duras con gritos, todo eso que no vivimos juntos.

Eso es lo que no soy, eso es lo que necesitas.