Bienvenido

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lunes, 20 de abril de 2009

Chamaco

La mañana fresca me recordó esa masa abstracta de memoria que llamamos infancia, me sentí de vuelta en la unidad habitacional más gris del planeta tierra, pero sin tantas rejas todavía, con niños aún corriendo por ahí. Mamás chismeando en alguna esquina, y adolescentes mal vivientes por aquí y por allá. Pero no mucha banda de cualquier modo.

El sol está sobre valorado porque lo tenemos siempre, cuando no está es como un descanso, son las verdaderas vacaciones, pero todo el mundo lo extraña y se saca de onda. Caminar con el aire fresco en la cara, la constante amenaza de lluvia, el aire lleno de polvo sucio, eso es lo que me hace sentir en la ciudad.

Es lo que me dice que debería de beber diario y consumir prostitutas con el dinero que gano vendiendo drogas, y cotorrear con los güeyes de la cuadra mientras uno arregla una nave que nunca terminará, para las 6 de la tarde la peda ya es algo del pasado, todo hasta la madre y buscando aventura, aunque al final tendría que regresar a casa con la esposa gorda y los chamacos. Esa es la parte que nunca me ha cuadrado, ¿para que tener hijos si tienes el mundo a tus pies?

Como sea, esa vida no fue la mía, por más que a veces parecería menos complicado, aunque triste y patético, suena bello por simple.

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