Bienvenido

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sábado, 11 de abril de 2009

Despertar

El sudor escurre por toda mi cabeza mientras cientos de personas entran a un pequeño vagón de metro, las miles de casas que se queman en el exterior hacen que el cielo se vea de un tono naranja rosado, es el atardecer más hermoso del mundo y ha durado cuatro días hasta ahora, no parece que vaya a terminar pronto.

Todos los momentos difíciles de mi vida pasan por mi cabeza justo ahora, uno tras otro, y ahora a la distancia nada parece tan grave, todo es solucionable, en un segundo perdonaría a todo el mundo, pero no creo que vuelva a ver a nadie, al menos no a los que necesiten ser perdonados, ni siquiera a los que quiero que me perdonen, eso ya no se puede, sólo me queda buscar a los que quiero, aunque es muy difícil decidir que hacer, quiero ser testigo de esto, del final de todo.

Sería indispensable compartir el fin de la humanidad con alguien, pero al final siempre estás solo, a menos de que hayas encontrado el amor perfecto, ese que no existe más que en la ficción. En mi caso no sucedió.

Al salir del metro me encontré con una multitud que corre hacia todos lados, hacia ningún lado, todos fantasmas tratando de hacer cosas sin sentido, mejor siéntense a disfrutar el espectáculo, ya no hay nada que hacer.

El cielo comienza a cambiar de color, justo mientras llego al zócalo, todo se torna negro, el aire es muy fuerte, la gente grita y corre, para mi es como si se detuviera el tiempo.

Luz blanca que me deja ciego un rato, un zumbido constante, luz luz luz y ya, silencio.

El silencio es lo más extraño que me ha pasado, es como si todo estuviera muerto. Desperté en medio de un zócalo lleno de gente tirada, al levantarme el silencio seguía, no se movía nada, era como si no hubiera aire. Caminando pasaba por toda la gente en el piso, esperando que alguien despertara para que viera lo increíble que se veía el cielo, es como si no hubiera nada entre el espacio exterior y la tierra, ya no era azul, ahora era dorado, la luz del sol invade todo, y mi piel se da cuenta.

Mientras más camino más gente tirada aparece, todos son esqueletos, todos están muertos. El silencio se apodera de todo, como una enfermedad terminal, y yo camino y camino sólo encontrando cadáveres por todos lados, es como la alfombra del mundo que se extiende a mis pies dándome la bienvenida al fin de la humanidad, se acabó el show y tu eres el único aquí para verlo, aprovechalo.

La solemnidad no se me da, así que mejor me fui por un café, luego veo que hago.

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