Bienvenido

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lunes, 26 de enero de 2009

Casota

Demonios llenos de polvo rondan mi cama, día y noche, trato de evitarlos pero siempre terminan por hacerme parte de ellos, convertirme en un desalmado puerco, algo que no me molesta mucho, pero duele, cada vez un poco más, es como arrancarte una costra, y cada vez duele más, cada vez es peor, cada vez necesito más acción, más demonios, más dolor.

Descubrir que el dolor es lo que te hace que me levante todos los días ha sido lo mejor que me ha pasado, ahora entiendo muchas cosas, ahora todo está claro, de nuevo, ahora me siento como un duende construyendo catapultas, como un dios.

lunes, 19 de enero de 2009

Buenos días

Las calcomanías de mi cuaderno cuentan historias, simples y superficiales, pero mías, pedazos de sueños, deseos profundos, frustraciones, amores imposibles, reglas de la vida y pendejadas por el estilo.

Siempre que miro al cielo veo por lo menos una estrella que me dice que las cosas son insignificantes y que el camino continúa sin tener razón de ser, sólo continúa, y no se va a detener.

El frío aire que se cuela por las ventanas aunque estén cerradas, cuando piso una jerga que parece seca con mis calcetines y se mojan mis pies, cuando me doy cuenta que algo se me olvidó en casa y llevo media hora de camino, cuando no aceptan mi cartilla, cuando se me acaba el dinero o cuando como demasiado, momentos terribles que finalmente no son tan graves, pero como encabronan.

Las simplezas de la vida cotidiana estampadas en nuestro carácter que día a día va cambiando, hasta que nuestra edad avanza lo suficiente como para que nuestra personalidad sea de concreto y no cambie, ahora somos oficialmente viejos.

domingo, 18 de enero de 2009

Hada

Carcinomas que rondan mis neuronas tan lentamente que hasta mi corazón quiere que se apuren. Nubes oscuras de desamor y perdición, de colores más bien fríos, de sabores más bien dulces, quizás demasiado dulces...

El sol pega en mi cara como la realidad en mi alma, quema y no se detiene, caminando por el bosque, disfrutando de la luz y el olor a humedad me encuentro con un hada que me dice que la magia es algo posible, la miro con un poco de sarcasmo y noto como es que empieza a cambiar su expresión, se marchita frente a mis ojos poco a poco, pienso en la brutal diferencia entre las sociedades y el hada me mira por última vez, antes de mirar al piso y deshacerse como una flor seca, no entiendo que pasa, la quiero tocar y se vuelve polvo.

Un zumbido que crece cada vez más cerca de mi me saca de concentración, volteo y veo miles de hadas que vuelan hacia mi, no parece que tengan la intención de detenerse, me quedo quieto un momento, por dentro creí que correr sería la mejor opción, pero no puedo, sencillamente no tengo ganas, miles de agujas pequeñas se clavan en todo mi cuerpo, siento miles de pulsos a distintos ritmos, cada aguja tiene el suyo.

Los pulsos se convierten en uno, un pulso gigantesco y abrumador que domina hasta el más profundo de mis pensamientos, comienza a subir el ritmo, poco a poco, hasta que explota en una lluvia interminable de sangre y pedazos de mi, esparcidos por el bosque, entonces si formo parte de algo, el vacío se acaba, el cáncer no me mató, fue la magia.

viernes, 16 de enero de 2009

Juar juar, un día más

Las cascadas de decadencia que escurren por las frases cotidianas que me susurras cuando duermo hacen que las mañanas esté de mal humor, al menos hasta las doce y media, mínimo.

Corriendo detrás de tu aroma con locura y desamor, sabiendo que nunca estaré cerca porque nomas no se me da eso de alcanzar, puedo correr, pero no alcanzar, digamos que eso no me deja con un buen sabor de boca, se pierde la pasión.

Entonces llega el terrible aburrimiento que no deja de ser maravilloso porque hace que te levantes y salgas a buscar algo nuevo, algo que desinfecte tu herida de cotidianeidad hasta el punto de la corrosión, y entonces, empezamos de nuevo, ahhh la belleza de la sociedad, la venganza de los medios, el violento impulso a ser correcto y cruel, como los hombres de verdad.

Las resplandecientes armas de metal fundido que siguen estando detrás de nosotros todos los días, todos los días, todos los días, la culpa, el atroz sin sabor de la melancolía desgastada, la apatía y sobre todo, el odio, tan puro, tan simple y tan desgastante.

jueves, 15 de enero de 2009

Calcetiner sucios que caminan por la pradera y no me dejan ver el paisaje, me nublan con su aroma a vida

martes, 13 de enero de 2009

Caleidoscopio

El cielo se tornó gris, el viento soplaba cada vez más duro, las calles se vaciaron de repente, los pocos animales que existen en la ciudad hacían mucho ruido, la lluvia comenzó a fluir, sólo y en medio de la calle, ahi me di cuenta que todo tenía fin, aún yo.

El clima siguió así por al menos doce días, doce noches, el terceabo día, se acabó, y el sol salió comop si fuera la última vez que salía, lo cual descubriría más tarde, no estába tan lejano de la realidad.

El sol nunca se volvió a esconder, se quedó donde está, fijo, la mitad del mundo era de día y la otra mitad de noche, sin casmbio, para siempre.

No entendí lo que esto significaba, los gobiernos del mundo estaban tratando de adaptarse, los científicos no entendían por que pasaba algo así, los fanáticos religiosos cantraban el fin del mundo, y la gente común, trataba de dormir por las noches sin mucho éxito.

La vida cotidiana sufrió consecuencias graves, los plantíos murieron y el agua se evaporaba toda, la lluvia sólo caía del otro lado, la mitad del mundo se cocía mientras la otra se ahogaba.

lunes, 12 de enero de 2009

Cordura inestable

Las gotas frías escurren por el vaso con una indecición al principio que rápidamente se convierte en certidumbre absoluta, hasta parece que tienen prisa. Caen a la mesa como ideas que están sopesando la idea de existir, no dejan de ser ideas pero generalmente viven al menos hasta llegar a la mesa, que es cuando se confrontan a la brutal realidad de ser algo más o solo un charco en la mesa y ser limpiado por un mesero de mal humor.

Cada que bebo un poco de cerveza entiendo como funciona el mundo, después de unos tragos me convierto en parte de la maquinaría que hace funcionar a la vida, unos tragos más y me convierto en el mundo, otros tragos más y regreso a ser parte del mecanismo... pero ahora estoy en huelga y no me gusta como están las cosas, quiero un aumento, unos tragos más y me convierto en lo que piensa el mundo de si mismo, o sea basura y odio puros, unos tragos más y me conviertoi en deseo, deseo sin claridad de lo que necesita, sólo deseo bruto y sin control, unos tragos más y regreso a ser yo mismo, complejo y adolorido, simple y feliz, ésta es la mejor parte, porque generalmente nunca entiendo por qué estoy tan bien y luego no me acuerdo de nada, más que de ése esbozo de felicidad.

Y las ideas, ¿qué pasa con las ideas?, se agotan rápidamente cuando no pueden fluir con alguien cuando no hay retroación se estancan y dejan de engendrar otras ideas, todo es un remolino de frustrante inactividad.


viernes, 9 de enero de 2009

Simplemente Genáro

Levanta los brazos al ritmo de la fiesta que la sangre empezará a llover en cualquier momento, no te tardes que ya van a empezar los tiros, es la mejor parte de todo, el fuego, las almas derritiéndose y gritando como nunca pensaron que fuera posible, destrucción pura y masiva, la mejor parte de todo evento multinacional y directo, transmitido por la tele y por el radio, por internet y por el cielo, por mar y por tierra, como la destrucción misma, a ver quien llega primero a la meta y quien deja de escribir antes.

Al menos hice algo después de todo, siempre quise dejar una marca o algo, ser recordado por algo, algo grande, no mamadas, aunque ahora que lo pienso nadie lo va a recordar porque ya no va a quedar nadie... hey, eso es aún mejor, ahora si que me rifé, soy el más grande de todos, arrasé con todo y nadie será recordado nunca jamás gracias a mi.

Quemar bibliotecas, museos, obras de arte, ¡o no!, la destrucción se acaba de complejizar demasiado, ¿qué haré ahora?, ya casi no hay soldados ni nada, ya todo está listo, puta madre, ¿van a a recordar a esos cabrones y a mi no?, nel ni madres.

O ya seeee, ¿y si me hago un monumento que diga lo que hice? así todos los que vengan de otros planetas sabrán que yo soy la razón de toda esta destrucción y así no habrá duda alguna de que vencí a la humanidad, para siempre.

A huevo, ¿pero que haré?, ¿mi rostro?, ¿mi cuerpo erguido solemnemente?, ¿con unas viejas así bien buenas a mis pies?, o ¿un dragón abrazándome con su cola? puta madre no se me ocurre nada.

mmm...

A ya sé, haciendo lo que más me gusta, ¿por qué no? de todos modos nadie me va a juzgar, si llegan unos extraterrestres no van a saber lo que eso implicaba socialmente ni nada, ¿no?

Tons si, sentado en el sillón viendo porno mientras me la jalo y el estéreo está a todo volumen con led zeppelin..., ¿cómo chingados voy a hacer eso en media hora?

Puta madre por que no puse atención en las clases de manualidades, siempre en las otras manualidades, chale...que mal pedo.

Bueno, ni pedo, ¿me dará tiempo de una última chaqueta?... faltaaaaan 2 minutos... si seguro, igual y hasta dos.

miércoles, 7 de enero de 2009

Hormiga

Carbones ardientes que queman mi conciencia, día a día, pensando en cómo carajos despertar de el letargo eterno de tus insultos fáciles y predecibles, eso de detener el tiempo no es lo mío.

Comiendo de las sobras de tu intimidad que apenas alcanzo a arrebatarle a los otros perros hambrientos que te rodean constantemente, y que aparentemente encuentras infinitamente más deliciosos que yo.

Carcomidas y deshechas las horas que espero junto a tu puerta como mascota regañada y deseos extremos de odiarte, sólo frustración resulta de tal intención.

Cargando con miles de años de inseguridades y auto lástima, soy el hombre más fuerte del universo, el hombre más pinche inútil del universo, sólo soy un seguidor más, un número en la masa, una hormiga dentro del escuadrón.

Desde mi posición de insecto es más fácil decirte que me mires y no importa que ni siquiera me escuches, seguro es por la altura, la diferencia de tamaños y obviamente de importancia.

Total, cuando te conocí supe inmediatamente que esto iba a suceder, por eso insistí en que nos presentaran.

Ahora sólo me queda entender que mi destino será este, no importa lo que haga, ni tampoco importa lo que tú hagas, así seremos siempre, que agotador.

martes, 6 de enero de 2009

Negro

El óxido de la reja se deshace un poco contra mis manos, eso me asegura que al menos todavía siento algo, apenas puedo respirar. El amargo sabor de la bilis es la segunda señal de que estoy vivo, el frío que me invade de golpe todo el cuerpo me saca de balance, caigo sobre el cemento, el sudor escurre en mi frente, finalmente el aire entra a mis pulmones, helado y corrosivo.

Negro.

Despierto en medio de una fábrica abandonada, sin vida, sólo deshechos industriales, metal torcido y gigantesco. El aire es como el fuego, el sol brilla como si nunca se fuera a ir.

Caminé y caminé hasta que se acabó la fábrica y ahora no había nada, sólo desierto, ¿cómo chingados llegué aquí?

Marcho hacia mi inevitable destino sin parar, no importa la dirección, presiento que hacia donde vaya todo será igual.

Llego a un pequeño lago, no lo puedo creer, me meto a nadar en él, el agua es cómo miles de hormigas que trepan por todo mi cuerpo, entre la piel y los músculos, hasta llegar al cerebro, dónde hacen su nido y se quedan para siempre, caminando sin parar.

La caminata es pacífica de aquí en adelante, ya nada me preocupa, un pequeño zumbido me asalta por la espalda, al voltear sólo se ve un punto negro al fondo del cielo.

La caminata sigue sin parar, el zumbido es cada vez más fuerte, hago todo lo que puedo para ignorarlo, es la alarma que me dice que ya se acabó el juego, es hora de despertar, es hora de morir.

La cabeza me da vueltas, el suelo se convierte en el cielo, el zumbido está dentro de mi, no puedo hilar ni dos ideas, todo es confusión, amor, odio, deseos insatisfechos, placer inevitable, lamentos de las mujeres en mi vida, lamentos míos, carencias puras, llanto.

Negro.

Despierto dentro de un helicóptero, estoy amarrado a una cama, hay un tipo con máscara post apocalíptica que no deja de darme la señal del dedo pulgar hacia arriba, no le creo nada.

Descendemos, sólo veo el techo cambiar de metal torcido a cielo azul con negro, humo por todos lados, un silbido pasa por encima de mi, explosión a mis espaldas, el tipo con la máscara cae, explosiones y silbidos por doquier, una sinfonía que dura años.

Termina por fin el hacer y deshacer de los que estaban ahí, creo que todos están muertos, el silencio suena a eso, a que sigo en el desierto.

No puedo zafarme de los amarres de la pinche camilla, el óxido de los tubos de metal de la camilla se deshace en mis manos, me recuerda que estoy vivo, pero ya no siento nada.

Negro.

viernes, 2 de enero de 2009

Caracol de leche

Mis huesos no se dejan querer, truenan sin fin como todas las mañanas, hasta creo que hoy si voy a poder caminar, obvio no.

El café de la mañana, lo mejor del día, hoy sabe a petróleo, vamos mejorando.

Mis primeros escritos del día, llenos de incongruencia e ignorancia, de honestidad pura pues.

La comida sabe a plástico, por fin algo congruente.

Los hoyos en la pared me invitan a escribir su historia, lo hago.

Los verbos no se llevan bien con los participios, nomas no se puede estar así.

Camino por las paredes, ahí si puedo, y me encuentro contigo en la esquina derecha del cuarto, ¿dónde te habías metido?.

Escucho tus palabras como si me importara, te acaricio el hombro como si te entendiera, te digo cosas al odio como si la vida tuviera sentido, como si lo que yo te puedo decir importa.

Caminamos juntos largamente hasta que me pides un café.

Te bajo hacia mi cama y hacemos el amor hasta el amanecer, de nuevo.

Despertamos con culpa una vez más, aún así desayunamos juntos, otra vez.

Te dejo en la esquina de nuevo y regreso a mi escritorio, los verbos abrazan a los participios, ya puedo empezar, otra vez.

No creo

Mi nombre suave, mi nombre seco, las calles, que nunca veo, que nunca huelo, que nunca vivo.

Los hombres sanos, rectos, honestos, altos, que no soy.

Las bellas que aman, que cocinan, que cogen como putas, que son fieles como perros, que no tengo.

Las almas que dicen hola, adiós, vienen y van, que no me reconocen.

Los tulipanes, los exquisitos platillos cocinados con pericia, las tardes inolvidables, la barba profunda, el estátus delicioso de pertenecer a algo material y gigantesco que no puedo darte.

La automática lección que recibimos cuando la cagamos, el dócil pesar de la culpa continua, el mártir alucinógeno, las estrías en el corazón, el alma diluida en alcohol, las noches suaves y sin conflicto, las noches duras con gritos, todo eso que no vivimos juntos.

Eso es lo que no soy, eso es lo que necesitas.