Bienvenido

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lunes, 18 de mayo de 2009

Lluvia fresca en la cara

Los párpados se me cayeron y la noche se acabó. Caminábamos de la mano por la ciudad vacía, el fin del mundo se anunciaba en los labios de los ebrios, la luna no estaba. El viento parecía haberse escondido y tu aliento me explicaba el amor en cuatro tiempos. Azul marino, violáceos tonos y un toque de verde adornaban la noche, pero dorado es en realidad lo que veo, oro derretido que atraviesa nuestros ojos, y nos deja ciegos. La vista del mundo desde arriba, vacío, enfermo, asustado, juntos en las vísperas del fin.

Bailando en la azotea, comiendo gusanos, amando.

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