Bienvenido

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viernes, 13 de marzo de 2009

Cuernavaca

Tons cuando desperté creí que el trato estaba cerrado y salí de la cocina sin ropa pero convencido de que sería el final del día, y de que podría comprar mi departamento al menos en las próximas doce horas, aunque justo al salir de la casa me di cuenta de que eso sería imposible, cerré las cortinas y caminé hasta la esquina, comí un pedazo de pan, el corazón se me rompió en mil pedazos y creí que sería el fin pero nel, caminé hasta que se acabó el día y no llegué a ningún lado, tus gruesos labios, tus ojos enormes y tu pequeña nariz me dejaron hipnotizado, la luz de las velas era perfecta pero algo extraño pasaba cada que me acercaba a ti, algo que estaba bien, pero me tranquilizaba verte sonreír, aunque el mundo se acabó cinco minutos después, siempre es bueno recordarlo.

Total que el desierto seguía inundado ni caso caminar hacia allá, me comí unos huevos crudos y corrí hasta el Árbol, me subí, tardé todo el día, en la noche dormí en la copa, un pájaro luchó un rato por tirarme pero le arranqué las alas y le mastiqué un poco la cabeza hasta que se cayó y reventó como ejote en el suelo, o al menos así se escuchó.

Cuando amaneció vi el sol, directo, sin miedo, y salté.

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