Bienvenido

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miércoles, 4 de marzo de 2009

Ahhhhh

Cardenales rojos que no me dejan dormir, la voz del radio que no me deja dormir, el aliento a perro de mi esposa que no me deja dormir, la calidad deplorable del aire que no me deja respirar, la comezón que tengo entre los dedos de los pies, el calzón torcido que no me deja descansar, las cobijas que hacen cosquillas justo en la nariz, el hilo de sangre que escurre por mi nariz reseca y llena de costras, el sabor a bilis de mi garganta, la pansa inflamada e inestable que no me permite respirar bien, los oídos llenos de cerilla que me dan comezón que nunca realmente puede ser rascada, la resequedad de mi cráneo, el cabello que quiero arrancar porque da cosa estirarlo, la lagaña que se pega cada vez más a mi ojo hasta que entra y ya no puedo ver de un lado, lo inevitable de tallarme los ojos y la cabeza hasta que ya no veo nada, estirar los músculos hasta que duele y luego no poder moverme o caerme, tronarme los dedos y la cadera, darme de cachetadas, darle un cabezaso a un teléfono público, golpear las paredes y las puertas hasta que tu puño ya no es igual, aventar una piedra lo más lejos que puedas, dejar de amar de un día para otro.

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