Bienvenido

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martes, 2 de diciembre de 2008

Diluido

El vapor se esfuma de nuestros cuerpos desnudos en la noche helada y azul del desierto.
El calor viene de adentro, como un vómito delicioso y cálido que no deja que sintamos fríos, como cuando no puedes evitar reír y sólo sale.
Despertamos al mismo tiempo y no dejamos que ninguna palabra contamine lo imprescindible del momento, hay que abrazarnos aunque sea por un día o dos.
Caminar con la arena ardiente mientras una lluvia fresca remojar nuestras cabezas y ver el infinito e interminable horizonte que no cambia nada después de un mes de viaje me hace saber que esto es el paraíso.
No hemos hablado en años, no lo necesitamos, hablamos con nuestro cuerpo, siempre que te quiero decir algo te toco hasta que me entiendas.
La noche regresa siempre a hablarnos al oído y mostrarnos la mejor manera de diluirnos al cielo, hasta que ya decidimos no regresar nunca, ¿para qué?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me volví a enamorar de ti, con este texto!!!