Bienvenido

Bienvenido

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Sancho panza vive dentro de mi.

Comiendo mariscos anochecía en una playa perdida por el Caribe, sabían a jabón.

La luna iluminaba todo y la electricidad nomas no estaba presente, caminé por las orillas del mar viendo la falsedad de la noche que se extendía infinitamente frente a mi.

Me encontré con un tuerto que me dijo cosas que no entendí y que no quería saber, lo dejé atrás sin trabajos.

Me metí al mar un poco para recordar lo que es sentir, hasta que me asustó su afecto desmesurado, me quería para el solo.

Robé un par de cocos del suelo y los usé como cantimplora, corrí hasta que amaneció y me encontré al arbusto, por fin.

Lo dejaste justo como prometiste, sin hojas pero con forma, me acordé instantáneamente del amor que siento por ti y lloré un poco, por cursi nomas.

Lo arranqué del piso y lo cargué de regreso hasta la ciudad, que me recibió como si nunca me hubiera ido.

Atravesé el centro con el arbusto hasta ti, te encontré dormida en una banca del parque, te desperté con unas cosquillas en la nariz, que sólo lograron que me odiaras una media hora.

Cuando nos viste juntos nos ignoraste con resentimiento puro, me lo llevé a la cafetería, al menos él me necesitaba.

Caíste a nuestro lado con resignación y nos miraste largamente.

- No puedo creer que te acordaras donde estaba.

No hay comentarios: